La textura es una variable importante en el establecimiento y desarrollo de la planta de plátano Dominico-Hartón, puesto que está involucrada en el intercambio de iones y facilita el movimiento del agua y aire por los espacios de que existen entre sus poros (Belalcázar et al., 1991). La mejor textura para el cultivo es la franca donde se encuentran en igual proporción las arenas, limos y arcillas, y como restrictivas las arenosas que afectan la retención de agua y nutrientes, y arcillosas porque afectan el sistema radicular por un efecto indirecto de la humedad excesiva en el suelo (Belalcázar et al., 1991)
A partir del Estudio General de Suelos y zonificación de tierras del departamento de Cundinamarca (IGAC, 2000), la calificación de la textura se realizó a partir del análisis de los porcentajes de A, L y Ar de cada horizonte; se ingresaron estos valores al triángulo textural para determinar de esta forma la clase textural de cada horizonte. Una vez obtenida, se procedió a establecer la familia textural, que consiste en sacar el promedio ponderado de los porcentajes de A, L y Ar de los horizontes entre 0 y 40 cm de profundidad y ubicarlo dentro del triángulo de familia texturales, criterio que se considera válido para suelos minerales; a continuación, se calificó cada unidad de suelos, dependiendo inicialmente de la familia textural con mayor porcentaje de participación dentro de la unidad. Si existían dos o más familias texturales con similares porcentajes de participación dentro de la unidad se calificaba por la familia textural más limitante según la variable.