Evaluar la dimensión social y económica de un sistema productivo agropecuario permite identificar elementos que pueden optimizar su desempeño y sostenibilidad en el tiempo, mediante procesos de toma de decisiones e internalización o externalización de factores que contribuyan al incremento de la productividad y competitividad del sistema, que se traduzcan a su vez en mayores ingresos y utilidades para los productores y sus familias.
Las características sociales de una unidad productiva, familia, grupo o comunidad, en este caso rural, constituyen el capital que posibilita y potencializa el proceso de apropiación del medio natural mediante una actividad productiva agropecuaria. La dimensión económica permite valorar en términos monetarios los flujos del proceso de apropiación e intercambio de la producción derivada de un sistema agropecuario. El análisis integrado de estas dos dimensiones, dan cuenta de la generación y distribución de los beneficios e impactos provenientes de las actividades productivas agropecuarias.
En el componente socioeconómico para el cultivo de plátano dominico hártón los criterios de mayor importancia son los de mercado laboral, infraestructura y logística, y tradición productiva con porcentajes de 28,3 %, 25,4 %, y 15 % respectivamente.
En el caso del mercado laboral, en la medida en que el plátano se siembra principalmente en asocio con cultivos como el café, el sistema es altamente demandante en este recurso, por lo cual, es sensible a una disminución o escasez de mano de obra. Si bien en la mayor parte de las unidades productivas se cuenta con mano de obra familiar o propia, ésta no es suficiente, por lo cual es necesario contratar mano de obra temporal (Bolaños, 2018). Lo anterior se evidenció en los transectos realizados para este estudio, en los que mediante información de productores, se manifestó que actividades económicas como el turismo, la venta de servicios y la creciente migración rural – urbana, son factores que disminuyen la oferta de mano de obra y encarece el manejo técnico de los cultivos, lo cual se cierne como una amenaza sobre el futuro de la producción (Agrosavia, 2018).
La infraestructura, relacionada principalmente con aspectos de accesibilidad a mercados y centros de suministros, e infraestructura pública que facilita la producción y comercialización de esta, incide directamente en los costos de producción. Si bien el cultivo no es demandante en infraestructura privada o productiva en cada uno de los predios, requiere de una infraestructura pública básica para optimizar el desempeño de la cadena de valor del plátano identificada en el departamento, toda vez que la producción se concentra en zona relativamente de difícil acceso (Agrosavia, 2018). Así mismo, la falta de esta infraestructura, favorece el alto grado de intermediación, y los altos costos transaccionales, en la medida en que la comercialización del plátano se da mediante acuerdos informales entre productores, intermediarios mayoristas y minoristas, y comercializadores de las plazas de mercado.
La tradición en el cultivo de plátano da cuenta del conocimiento del sistema productivo y de la estabilidad de la cadena de valor identificada. Se asumen como un factor positivo en el proceso productivo porque determina la existencia de un conocimiento tácito en la región que permite mejor desarrollo de los sistemas de cultivo y capacidad de respuesta ante situaciones adversas relacionadas con el cultivo. En este caso, se asocia a la experiencia y tradición agrícola de los caficultores, en la medida que se comparte la misma zona agroecológica y unidades productivas como tal.